13 DE MAIO DE 2010

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13 DE MAIO DE 2010: GRAZAS!!!

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NOVAS DE GALIZA:





20 mar 2011

Povisa no se merece un mal trato del Sergas

Editorial de Faro de Vigo.
Plataforma en Defensa da Sanidad Pública de Cangas



  El conflicto que el Servicio Galego de Saúde (Sergas) y Hospital Povisa S.A. mantienen desde hace meses de forma más o menos larvada acaba de estallar virulenta y públicamente. El detonante ha sido una muy desafortunada nota oficial del Sergas, emitida tras la reunión negociadora del jueves, a la cual ha respondido el hospital por medio de una carta de su consejero delegado a los trabajadores en la que denuncia una estrategia de "desestabilización y asfixia financiera" del centro, entre otras muchas cosas. El fondo del conflicto es la firma de un nuevo convenio económico. Povisa sigue rigiéndose por el suscrito en 2000, pese a que su vigencia, con prórroga incluida, expiró en 2010. Falta también liquidar las cuentas de 2010, un acuerdo relevante puesto que los criterios que recoja pueden marcar la hoja de ruta del próximo concierto.
La trascendencia del hospital del grupo vigués Nosa Terra va más allá de la atención sanitaria que presta a 143.500 gallegos, con ser éste el aspecto más relevante de su labor, lógicamente. Povisa es la segunda empresa privada del área metropolitana de Vigo por número de empleados, con 1.500 asalariados, solo precedida por Citroën. Centro de referencia nacional en quemados y cirugías varias, es uno de los hospitales privados más grandes de España y el único de la comunidad –hay muy pocos en España– que tiene formación MIR para especialistas en Medicina Interna, Cirugía general, Anestesiología, Radiología, Traumatología y Medicina Familiar y Comunitaria, además de disponer de un centro de estudios del que han salido más de mil diplomados en Enfermería y en otras disciplinas sanitarias del ámbito de la formación profesional. Constatarlo resulta una obviedad, pero conviene hacerlo para calibrar el conflicto en sus justos términos
El primer encontronazo sonoro entre Sanidade y el hospital ocurrió el pasado noviembre, es decir, cuando faltaba solo un mes para que expirase el convenio. Si entonces sorprendió, sobre todo, que la administración autonómica no hubiese resuelto a tiempo un asunto de tal relevancia, ahora, cinco meses después, la sorpresa es aún mucho mayor. Pero no solo por cómo se está dilatando en el tiempo la solución, sino también, y muy especialmente, por su proceder.
En vez de cargarse de razones fijando un calendario de reuniones responsable y argumentando sus posturas en la mesa, o incluso públicamente, si lo estima conveniente, el Sergas o sus aledaños lleva meses propagando todo tipo de informaciones tendentes a menoscabar al centro y a sus gestores. Comportamiento impropio siempre, lo es sobre manera si quien incurre en él es una administración pública. Y mucho más si se dirige contra una de las empresas privadas más emblemáticas y reputadas de Galicia. No hay por qué presuponer sin más mala fe, aunque son muchos los que lo hacen, pero cuanto menos cabe achacarle una enorme torpeza negociadora.
La Xunta, no solo el Sergas, acusa a Povisa de estar utilizando a los trabajadores como arma de presión. El hospital sabrá si lo hace y los trabajadores, si están siendo manipulados. Lo cierto es que después de anunciar Povisa, el pasado 28 de febrero, que no podía abonar los salarios porque el Sergas no le pagaba, éste hizo efectiva en 24 horas la cantidad que le reclamaba. No debía de ser, así pues, una demanda gratuita. De la misma manera que es cierto también que, en noviembre, el Sergas se avino a negociar, de nuevo inmediatamente, después de que la empresa anunciara un ERE para 800 trabajadores alegando la indefinición financiera a que le abocaba carecer de convenio a partir de enero de 2011. Y antes aún, en marzo de 2010, el Tribunal Superior de Galicia condenó ya al Sergas a indemnizar al hospital por atender éste a más población de la establecida en el concierto. Es la segunda sentencia en idéntico sentido, y hace referencia a los servicios sanitarios prestados entre 2001 y 2004.
Es lógico, y más en el contexto actual de crisis, que Sanidade pretenda ajustar presupuestos y reducir gastos, incluidos por supuesto los de sus conciertos con los centros sanitarios privados. Y que éstos, por su parte, aspiren a la mejor financiación posible. Para eso se negocian los conciertos.
Dice el Sergas que el gasto farmacéutico del hospital se ha disparado muy por encima de la media de otros hospitales, que sus listas de espera han registrado un incremento injustificado y que está financiado mejor que los demás centros, entre otras cosas. Povisa lo niega y aduce, además, que recibe 73 millones anuales por atender a 143.000 asegurados del Sergas, mientras que el Complejo Hospitalario de Vigo (CHUVI), por ejemplo, atiende a 440.000 pacientes con un presupuesto anual de 331 millones de euros; y que por cada asegurado atendido en Povisa la Xunta gasta 515 euros anuales, cantidad que en los hospitales públicos de Vigo se eleva a 771 euros, sin contabilizar el coste de los desvíos a clínicas privadas. Argumenta, fundamentalmente, que asumir las condiciones del Sergas comprometería la calidad de la asistencia y hasta la viabilidad del hospital como empresa.
Quizá convenga recordar que lo que se negocia es el grado de cumplimiento de un concierto económico durante el último año y las condiciones para firmar uno nuevo, es decir, cuestiones referentes a magnitudes cuantificables, verificables y comparables. Ése es el terreno donde debe dilucidarse el conflicto. Permitir o propiciar, igual da, que el problema se mezcle con otro tipo de consideraciones, por ejemplo el ancestral debate entre la sanidad pública y privada, constituye un error. Salvo que se trate de un simple regate o un reflejo, consciente o subconsciente, con el que intentar compensar la polémica sobre la financiación privada del futuro hospital de Vigo.
Propagar que Povisa ganó dinero en 2009, ocultando que nunca ha repartido beneficios, o que hay empresas interesadas en adquirir el hospital, como si ambas cosas fuesen censurables o siquiera un demérito, demuestra el grado de confusión con que se aborda el problema. No lo sería en el Bloque, que, en coherencia con sus credos, rechaza los conciertos; o incluso en el PSOE, que sigue blandiendo una confusa bandera entre lo público y lo privado a la hora de abordar la Sanidad, pero sí en el partido que más apela a la sociedad civil, al valor de los emprendedores y de la iniciativa privada, el mismo que en Valencia o Madrid defiende con vehemencia este tipo de conciertos sanitarios.
El mapa sanitario del área metropolitana de Vigo arrastra un enorme déficit dotacional sobradamente conocido. ¿Puede alguien del Sergas explicar a los gallegos cómo resolvería el problema sanitario de esa conurbación de 600.000 personas si Povisa no prestase atención a 143.000 de ellos? El hospital privado asentado en el corazón de Vigo no puede ser jamás el problema, puesto que es la solución para esas carencias. Se anuncia para la próxima semana la colocación de la primera piedra del futuro hospital, un compromiso históricamente postergado y ahora cumplido por Feijóo. Cuando el hospital sea una realidad, Povisa seguirá siendo necesario, afortunadamente si atendemos al grado de satisfacción que muestran sus pacientes. Así pues, lo sensato es trabajar con un escenario claro de futuro en el cual los distintos centros hospitalarios del área metropolitana, imbricados de forma complementaria, puedan desarrollar al máximo lo mejor de sus potencialidades asistenciales. Y hacerlo homologando unos criterios de eficiencia y calidad que garanticen la sostenibilidad de la sanidad en niveles de excelencia acordes con el siglo XXI.
Ésa es la cuestión de fondo. Aunque, llegados a este punto, tampoco vendría mal que alguien recordase que en política la forma es fondo y aquí, desgraciadamente, se han perdido las formas.

      

La directora del Sergas dice que la sanidad corre peligro

Sostiene que si el sistema sanitario no es sometido a reformas profundas en breve 'nos lo cargamos'

 La Región




Responsables sanitarios de Galicia, País Vasco y Baleares advirtieron ayer en Santander que el actual sistema de salud no es sostenible si no se acometen cambios estructurales importantes. Así lo aseguraron en una jornada sobre gestión sanitaria celebrada este viernes en el hospital Valdecilla de Santander, en la que también participaron el consejero de Sanidad del Gobierno de Cantabria, Luis María Truan, y el titular de Economía, Ángel Agudo, quien igualmente advirtió que el incremento del gasto público en sanidad en los últimos años es insostenible. 

En la jornada, organizada por la Consejería de Sanidad de Cantabria, y que ha contado con la colaboración de Bayer Healthcare, la directora gerente del Servizo Galego de Saúde (Sergas), Rocío Mosquera, llegó a afirmar que si no se es capaz de hacer las reformas que necesita el sistema sanitario español 'nos lo cargamos, porque el enfermo está muy malito y necesita una reforma profunda'.

Al respecto, advirtió que 'los parches ya no son suficientes' y ha resaltado la necesidad de 'unir todos los esfuerzos' destacando que 'nos costó mucho llegar a este sistema nacional de salud para ahora cargárnoslo'. En su opinión, se pueden tomar medidas como introducir cambios en las estructuras; corresponsabilizar a los ciudadanos 'y demostrar que no sólo somos los grandes gastadores, sino que también podemos ser dinamizadores de la economía', yendo hacia nuevos modelos de gestión.


PREOCUPACIÓN
Por su parte, el director económico del Servicio Vasco de Salud, Iñaki Unzaga, reconoció que la sostenibilidad del sistema 'se ve con preocupación', por factores como la mayor esperanza de vida, o el peso que tienen las enfermedades crónicas en el gasto sanitario, e indicó que por ello es necesaria una respuesta 'compleja'.

También resaltó que el modelo organizativo no ha cambiado en cincuenta años y que es necesario un cambio del sistema 'difícil en un contexto de recesión', reconoció. No obstante, y aunque en la forma actual 'el sistema no es sostenible', puede serlo adoptando 'cambios estructurales importantes', viendo el sistema como generador de riqueza y empleo y consiguiendo que el paciente se corresponsabilice de su enfermedad.


A su vez, el director gerente del Servicio Balear de Salud, Josep Manuel Pomar, consideró que el sector 'no está respondiendo a una situación de crisis' ya que las medidas adoptadas hasta el momento 'no han venido de dentro sino de fuera'. Indicó al respecto que cada vez hay más demanda de nuevos servicios y prestaciones y ha apuntado que quizá el sistema sanitario no está siendo 'coherente' con la situación de crisis, y que 'tal vez' gobiernos y sociedad han sido 'demasiado condescendientes' con el sector sanitario que 'no se toca porque forma parte del estado de bienestar'.

Sin embargo subrayó que el sistema de salud actual 'no debe blindarse ni ser opaco a las reformas', al tiempo que consideró que habrá que pasar del 'ajuste al rescate y a las reformas en profundidad'. Por su parte, el consejero de Economía y Hacienda del Gobierno de Cantabria, Ángel Agudo, destacó que el incremento del gasto público en sanidad en los últimos años es insostenible.