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10 ene 2011

El omeprazol de todos los días

Sanidad advierte de que su consumo se ha disparado «de forma injustificada». El Departamento se ha puesto en contacto con médicos y farmacéuticos para tratar de racionalizar su consumo 

Diario Vasco

 

Si usted sufre de úlcera de estómago o se está medicando con antiinflamatorios, probablemente sea de los que a diario toma inhibidores de la bomba de protones (IBP). Sí, sí. Ha leído bien. In-hi-bi-do-res-de-la-bom-ba-de-pro-to-nes. No se asuste. Los IBP no tienen nada que ver con asuntos de I+D+I ni con 'fuentes de espalación de neutrones' o cosas así. En los últimos años, estos fármacos se han dedicado a colonizar los armaritos en los que se guardan los medicamentos en el hogar. En muchos casos, rivalizan en cantidad con el paracetamol y las aspirinas.
A pesar de su extraño nombre, los IBP no son otra cosa que los gastroprotectores o antiulcerosos que, cada vez con más asiduidad, se recetan en las consultas. ¿Les suena el omeprazol? Su nombre médico es IBP porque actúa como inhibidor de la bomba de protones, «la enzima responsable del paso de la secreción ácida de las células productoras de ácido al estomago y que hace que nuestros jugos gástricos sean ácidos».
Pues bien, el consumo de estos gastroprotectores «se ha disparado de manera injustificada» en los últimos años, según señalan fuentes del Departamento de Sanidad. Se recetan en casos con indicaciones que «no están claras», tratamientos demasiado largos, automedicación...
En la actualidad, una de cada diez personas en Euskadi toma a diario IBP. «Y estos son los casos que se contabilizan con receta, por lo que las cifras de consumo pueden ser todavía mucho mayores», explican las mismas fuentes.
Su consumo «se ha banalizado» en exceso. «Hay quien los toma a diario sin que se lo haya recetado el médico y quienes lo ingieren siempre antes de acudir a una cena o comida copiosa, como se hacía antes con los Almax», añaden los expertos. Por no hablar de las «farmacias que lo dispensan sin receta». En teoría, «es un medicamento que no se puede distribuir sin ella».
 
Fármaco «muy seguro»
Los IBP son medicamentos «muy seguros» y con una relación beneficio-riesgo «muy favorable». Pero su consumo «no está exento de riesgos» que, aunque no sean frecuentes, pueden ser «potencialmente graves». Ante este panorama, Sanidad se ha puesto en contacto con médicos y farmacéuticos para tratar de racionalizar el consumo de este medicamento. No en vano, el principio activo de omeprazol se ha convertido «en el fármaco más prescrito en Osakidetza» y, aunque su precio es módico (hay genéricos), se sitúa ya entre los fármacos que más gasto extrahospitalario suponen al sistema de salud.
Una de las herramientas para concienciar a la comunidad médica que ha puesto en marcha Sanidad ha sido dedicar al problema un número del boletín de información farmacoterapéutica, que elabora el Centro Vasco de Información de Medicamentos (Cevime), dependiente de la Dirección de Farmacia del Departamento. Este año se han distribuido 6.500 ejemplares entre médicos de Osakidetza y farmacéuticos de Euskadi.
Desde los 90, los IBP se han convertido en la primera opción terapéutica para el tratamiento de las úlceras gastroduodenales, por delante de otras alternativas como los antihistamínicos (Zantac...). Posteriormente se incorporaron otras indicaciones, como la de gastroprotectores de tratamientos con antiinflamatorios (Voltaren...) -por un esguince, una lumbalgia...- que son las que más consumo acumulan.
Según se detalla en este boletín, el consumo de estos antiulcerosos se ha triplicado en Euskadi entre 2002 y 2009. Estos registros son muy similares en el resto del Estado pero muy distantes de lo que ocurre en otros países de Europa, donde el consumo es muchísimo menor, a pesar de que la prevalencia de las patologías es muy parecida.
«No hay explicación», aseguran en el Departamento de Sanidad. Estos datos «ponen en evidencia el exceso de prescripción de IBP, tanto en atención primaria como en hospitalaria».
 
«Medicina del por si acaso»
Entonces, ¿a qué se debe este consumo «injustificado» del medicamento? Fuentes del Centro Vasco de Información de Medicamentos (Cevime) apuntan, entre las posibles causas, a la prescripción del omeprazol en indicaciones «no tan claras» o «incluso en afecciones gástricas menores», en las que no sería necesario.
Entre otras razones, para hacer esta afirmación, los expertos de Sanidad se sustentan en estudios como el realizado en 2003 en el Estado y que revelaba que la prescripción de IBP en atención primaria se ajustó sólo en un 36,4% a las indicaciones aprobadas.
En concreto, entre otras aplicaciones, hacen referencia al «excesivo» uso del omeprazol como gastroprotector en tratamientos con antiinflamatorios, analgésicos o antipiréticos (para tratar lesiones como lumbalgias...). «Como es tan barato y estamos inmersos en la medicina del 'por si acaso', se receta omeprazol de forma automática a toda la población, cuando sólo se debería indicar gastroprotección si existe historia previa de úlcera, si el paciente es mayor de 65 años, si el tratamiento de antiinflamatorios es a dosis altas y en periodos prolongados...», explican fuentes del Cevime.
«Es un mal uso porque se extrapolan los beneficios para un determinado grupo de pacientes que son los que tendrían riesgo de desarrollar una úlcera a toda la población», añaden.
También hay estudios que revelan que el uso continuado de Omeprazol provoca «paradójicamente más secreciones de ácido gástrico», al dejar tratamientos prolongados en el tiempo.
 
Uso recreativo
Junto a esto, los expertos consultados alertan del uso recreativo del omeprazol. «Gente que va a salir de cena o de juerga se toma el omeprazol para luego levantarse con el estómago mejor. Se ha convertido en algo muy común. Antes se utilizaba el Almax», añaden los expertos.
«El uso del IBP ha trascendido del ámbito estrictamente clínico y se ha banalizado hasta convertirse en un artículo de consumo, que los usuarios se recomiendan entre sí, al igual que harían con un cosmético», sentencian en el Centro Vasco de Información de Medicamentos. ¿Quién no tiene un envase de omeprazol en el armario de casa?
 
  

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