13 DE MAIO DE 2010

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13 DE MAIO DE 2010: GRAZAS!!!

NOTICIAS DA SAÚDE (EUROPA PRESS)

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NOVAS DE GALIZA:





23 abr 2011

HOY VAMOS DE PARIPÉ SANITARIO (por Ramón Rodríguez)

La Voz de Galicia, 11 de Abril

El problema de utilizar el manual del candidato y su video demostrativo es que se adoptan poses un tanto rígidas como negar la existencia de un problema y descalificar o desautorizar a su cabeza visible. Quieres imprimir originalidad en tu acción política y acabas como un clon de tus predecesores recurriendo a frases hechas. Una de ellas, es la palabra “paripé”, término utilizado por el presidente provincial del PP para tachar una invitación de la Plataforma Sanitaria para celebrar un debate entre candidatos sobre la situación del hospital y el área sanitaria de Monforte. Es un daño para los vecinos que un partido no rompa sus ataduras con Santiago y no colaborare en la búsqueda de soluciones.
Pero el diccionario de la RAE sitúa el origen de la palabra en el caló, la lengua del pueblo gitano. Ramón Montoya, gran guitarrista, miembro de una familia que se dedicaba a la compraventa de ganado, acudía de niño a las ferias y veía cómo, ¿realidad o leyenda?, se hacía pasar por yegua purasangre una mula flaca. Eso que en caló y en castellano coinciden en llamar camelo.
Y esto es lo que con sus declaraciones a los medios de comunicación nos intenta vender la candidata a alcaldesa: un hospital del siglo XXI “gestionado eficazmente” cuando en realidad es un flaco centro sanitario con listas de espera de escándalo, médicos que se van, un futuro sin radiólogos, UCI sin abrir, fachadas con grietas y un decreto de área sanitaria que no llega, prometido va a hacer pronto un año, por el presidente de la Xunta.

No os votamos para esto (por Ramón Rodríguez)

La Voz de Galicia -Opinión



Como diría Roberto de la TVG , «a cabeza non para». Muchos, como el presidente de la comunidad autónoma de Murcia, piensan que acabaremos pagando por ir al médico. Eso que llaman el copago sanitario o más bien el doblepago.
Cualquier mocoso contable con ordenador y ciertos políticos indolentes de ocho mil euros al mes gritan que el gasto sanitario «es insostenible».
Ya veo cómo pueden acabar siendo las cosas en el ambulatorio de Monforte: «¡Eh, no se cuele señor Manolo! ¿Tomó la tensión? Pues son dos euritos. Mujer, podías hacerme una rebaja, conseguí bajarla a 14. ¿Por qué no coge nuestro pack Azteco: análisis de azúcar, tensión y colesterol, que este mes lo tenemos solo a cinco euritos? Me lo voy a pensar, reina».
La implantación del copago sanitario es un sistema injusto y nos hundirá todavía más en la pobreza, porque ¿cómo lo harán? ¿Cobrando a la gente de esta provincia que tiene las pensiones más bajas de este país? No se atreverán. En consecuencia, a los demás, ¿nos tocará mendigar un médico o los 400.000 euros para arreglar la fachada del hospital?
Tiene que venir un abuelete de 94 años como el señor Hessel para decirnos que la peor actitud del hombre es la indiferencia. Permítanme que les diga que por esto yo no paso.
El Estado debe planificar la actividad económica general para atender a las necesidades colectivas. Es el artículo 131 de la Constitución. A ver si mamamos un poco más de Constitución y no nos contentamos con los pinchitos que dan el 6 de diciembre.


En Sanidad, aprobado alto (por Eugenio Moure)

La Voz de Galicia -Opinión



Un 6,57 para ser exactos. Esa es la nota que sobre 10 le damos los usuarios españoles al Sistema Nacional de Salud, según el barómetro sanitario correspondiente al año pasado. Con lo cual, muy lejos todavía del sobresaliente que se ponen sus responsables cuando enfáticamente nos recuerdan que en España tenemos uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo, el séptimo en concreto, recurriendo eternamente a una clasificación de la Organización Mundial de la Salud del año 2000.
Esto supone que existe una falla importante entre las expectativas de los pacientes, al atribuir un amplio margen de mejora al sistema, y la visión que nos da la Administración sanitaria, habitualmente instalada en la autocomplacencia sobre dos premisas incuestionables: la accesibilidad y gratuidad totales (salvo en la prestación farmacéutica). Bien es cierto que surgen voces que con la boca cada vez menos pequeña nos avisan de los riesgos que entraña para su sostenibilidad la actual coyuntura económica.
Nuestro sistema de salud es muy alabado fuera de nuestras fronteras por su alta tecnificación, sus excelentes recursos humanos, la amplia cartera de servicios, pero, especialmente, porque todos los pacientes son bienvenidos, sean ciudadanos europeos haciendo turismo sanitario, o inmigrantes ilegales buscando esa solidaridad sanitaria que aquí ofrecemos altruistamente a quien la demande. La barra libre se ha ido ampliando al mismo ritmo que como país nos hacíamos más ricos.
El problema surge cuando de repente la crisis nos baja de la nube, obliga a reducir el gasto público de forma inopinada (con la sanidad como principal diana) y los mercados aprovechan nuestro galopante déficit público para hacernos más vulnerables socialmente. Llegan así las rebajas, más o menos disfrazadas como medidas de priorización de las prestaciones, aunque sin ambages, como ocurre últimamente en Cataluña, ya se abordan recortes presupuestarios del 10%.
Es innegable que nuestro sistema de salud se encuentra en una encrucijada. Los gestores exigen una inyección presupuestaria adicional mediante instrumentos de financiación finalista (según el reciente informe Soria). Los pacientes demandan más transparencia y participación (conclusión principal del último congreso de atención al usuario de la sanidad). Los profesionales, menos burocracia. La reválida está servida. Habrá que esperar al próximo barómetro sanitario para comprobar si la superamos.